El debate en el Senado de la República sobre la llamada Reforma Energética se ha centrado en lo petrolero. Alrededor de este punto, han girado posturas, posicionamientos, juicios y declaraciones, dejando el tema tan amplio como es, a sólo un mero punto que sirve de bandera política de los diferentes grupos políticos del país.
La materia energética es fundamental para el desarrollo de un país. ¿De dónde si no, se puede tener actividad económica si no se cuenta con un abasto de energía sólido y permanente? Pero al contrario, nuestros políticos se han aferrado al asunto petrolero, como modernos Juan Escutia ante la amenaza de Masiosare el Extraño Enemigo. Los posicionamientos políticos que ganan los reflectores mediáticos ocupan el lugar central del debate que debería de enfocarse no sólo a la propiedad nacional del petróleo, sino al cuánto durará este recurso energético, prácticamente el único que se usa en el país, y la principal fuente de ingresos económicos, y con mayor razón, debería de discutirse qué hacer antes de que se agote la mina del oro negro para contar con fuentes alternativas de energía que permita sostener el ritmo de vida del país.
Importante debe ser discutir qué tan viables representan las llamadas fuentes alternas, y su impacto en las actividades productivas, sobre todo cuando el recurso “de moda” son los biocombustibles, es cuestionado no sólo en su eficiencia, sino en su prioridad a la hora de repartir las cosechas del país.
¿Por qué centrar todo en el petróleo? Por que es el único recurso existente cuya tecnología no es costosa y al mismo tiempo, es altamente redituable en términos económicos. ¿Qué aspirante a gobernar este país no quisiera contar con esta fuente de ingresos en su futuro inmediato?
El problema de los políticos es su nula visión de futuro. Y es que el futuro para ellos no es redituable en el presente. Sólo se vive el hoy, ¿para qué pensar en el mañana? Si en otros países se adelantan, es por que tienen dinero, piensan ellos, pero igualmente acá hay mucho, pero simplemente, se lo quieren gastar lo antes posible, sin dejar nada para los que siguen.
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