Los siete de junio de cada año, se celebra lo que se conoce como “El día la Libertad de Expresión” en la cual lo habitual es que los miembros del “gremio periodístico” (whatever that means) reciban felicitaciones por su gran albor de informar a la sociedad con objetividad y blah, blah, blah...
El sentido de “Libertad de Expresión” no debe de limitarse a celebrar como si fuese el “Día del Periodista”. En ese contexto, se desvirtúa enormemente el sentido del derecho constitucional de todos los ciudadanos mexicanos de decir lo que quieran y en la forma que quieran. Celebrar “El Día del Periodista” es limitar este derecho a los que trabajamos en los medios únicamente, como los únicos legalmente autorizados para ejercer el derecho. Ello no sólo es anticonstitcional sino dañino al mismo derecho de expresión, dado que es sabido, que precisamente la libertad de un periodista de expresarse termina en la mesa de los directores y los dueños de los medios para los que trabajan, sean oficiales, particulares y “ciudadanos” (aplíquese a los medios “independientes”, “comunitarios”, y “ciudadanos”).
Por lo tanto, el derecho de expresión es censurado y autocensurado en los propios medios, ya no digamos desde las esferas gubernamentales, como es la creencia común entre la sociedad.
El derecho de expresarse debe ser ejercido por todos como ciudadanos, y como tal, también es el derecho de acceder a los medios para difundir nuestra opinión sin correr el riesgo de represalia ya sea de autoridades y particulares. Pero por supuesto, es una utopía. La libertad de expresión representa una incomodidad (algunos le dirían “riesgo”) para quien es objeto del comentario emitido. La represión gubernamental y del narcotráfico, amén de particulares, es real, existente, peo también, algunas no guardan relación con el ejercicio del derecho, sino por hechos particulares que son mediáticamente manejados como atentatorios al derecho constitucional.
Tanto el derecho a expresarse es tan importante como el de acceder a la información. Recuerden que recientemente hubo una reforma constitucional para que el derecho a la información y la transparencia se volvieron derechos constitucionales como la libertad de expresión.
Los periodistas debemos más que demandar se respete la libertad de expresión (aunque en realidad eso significa demandar se les de trato privilegiado y gratificaciones de autoridades y particulares), tenemos que reflexionar sobre el papel que en realidad jugamos para que ese derecho se respete y se ejerza, no por nosotros, sino por toda la sociedad.
Más que la autocensura, lo que debe prevalecer es la autovaloración de nuestro papel para que la sociedad viva la vigencia del derecho a expresarse e informarse con libertad y transparencia.
UPDATE
Este día, en el diario en el que hago como que trabajo, se publicó una "Oración del Periodista", de Jesús Pavio Tenorio... (no me preguntes, sepa la bola quién es) que dice así:
Oración del periodista
Señor, he aquí que me has puesto en el camino de ser misionero de tu luz y tu verdad en el medio de la prensa.Concédeme pues, el don de satisfacer en todos, la nobilísima necesidad de la inteligencia por conocer la verdad el acontecer humano. Para que al hacerlo con respeto y oportunidad, esté ensanchando cotidianamente los dominios de la verdad y preparando a las voluntades los dominios al servicio del bien.Haz que informe para construir.Que provoque la risa con el fin trascendente de evitar el llanto.Y que llegue a ser desde las columnas del periódico, ese maestro, ese obrero, ese soldado, ese hermano del pueblo de cuya misión se espera orientación y enseñanza.Entonces Señor, haz que mi trabajo esté inspirado en la Luz de tu Verdad y en la ley de tu justicia; para que así, logre hacer ágil lo que es sólido, hacer atractivo lo que es serio, hacer alegre lo que sorpresa apasionante de la últimas noticias.Tú que eres el Camino, la Verdad y la Vida, dame todo eso Señor, para que pueda realizar mi misión de periodista.
El segundo es una oda a la mediocridad: ¿caerle bien a todos? la crítica es incómoda per natura, y en todo caso, a quien hay que ofrecerle una bendición del cielo es a quien va dirigida la crítica para que tenga madurez para aceptarla y corregirse. El final no tiene precio: ahora somos agentes del bien... ni Clark Kent podría firmarlo mejor...
El tercero si es de mi coincidencia, y lo más difícil de lograr
El cuarto está raro... ¿cómo puedo provocar risa si mi artículo es serio?¿cómo puedo evitar el llanto si lo que se escribe no es del interés del afectado?
El quinto ya es una verdadera mamada... ¿ahora pretendemos ser iguales a Jesucristo y otros Maestros? cuando mucho prefiero orientar para que cada quien forje su propia opinión, pero de eso a dar lecciones de vida y ser tomado como una lumbrera... ay, nomames...
El sexto es de plano rendir la lógica y objetividad periodística al dogma de la religión... muy peligroso...
El séptimo ya de plano ni comentarlo, es el cierre clásico de las plegarias...
Si esto es el periodismo, 'tamos peor de jodidos....
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