domingo, abril 25, 2010

La ley antimigrante de Arizona

El pasado viernes, la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, firmó el decreto que da por válida la Ley SB 1070, promovida y aprobada a su vez pro el Congreso de esa entidad estadounidense, dominado por la mayoría republicana, que es el partido opositor al del presidente Barack Obama, quien se ha manifestado a favor de una reforma migratoria, contrario a lo que plantean los republicanos, que es el endurecimiento contra la migración ilegal a ese país.

La aprobación de dicha ley era de esperarse, pues la propia gobernadora Jan Brewer (Juanita la cervecera, le he apodado) es republicana, y su partido se encuentra en las campañas primarias (pre-campañas, las conocemos aquí) por lo que el juego político electoral influyó en gran medida en esta decisión.

Bueno, dicha ley establece que los policías locales de Arizona están facultados para detener a quienes consideren sospechosos de ser inmigrantes ilegales, para verificar su estatus legal o bien, para entregarlo al departamento de migración para su deportación del país.

La justificación que se da para ello, es que el clima de violencia que ocurre en la frontera norte de nuestro México causada por el narcotráfico y la lucha del gobierno federal contra el crimen organizado, ha traspasado la frontera y afecta a la vida cotidiana de esa entidad, y se pretende evitar que Arizona se convierta en otro Ciudad Juárez, por lo visto.

La ley es señalada como racista y violatoria de los derechos humanos, en el sentido de que cualquiera con apariencia de ilegal puede ser detenido, y efectivamente, el común del estereotipo del ilegal son los “latinos”, es decir, todos aquellos que hablan español, originarios del sur de Estados Unidos, sean morenos, y muchos otros elementos que dicha ley debería de establecer como definitorios del carácter legal de una persona.

La ley supone entonces, que cualquiera que no compruebe su legal estancia será detenido y deportado, la diferencia es que ya no será sólo por la Border Patrol y la oficina de migración, sino ahora se incluye a la policía estatal de Arizona.

Claro que esta ley ha levantado críticas y calificativos de racista, fascista, nazi, a la gobernadora la han comparado con el mismo Adolf Hitler, incluso se ha convocado a boicots comerciales de este lado de la frontera, incluso nuestros políticos claman a que se vete esta ley.

Pero desde este blog propongo algo: mejor pensemos las cosas. Si una persona se introduce de forma ilegal a otro país, viola la ley, es un delincuente, eso es obvio. No es un pobre hermano que se interna en otro país en busca de una mejor oportunidad de vida. Un ilegal comete un acto delictivo, ya sea que cruce por dicha necesidad, o para cruzar droga, lo que sea.

Que la ley tiene perfil de racismo, xenofobia, y en contra de los derechos humanos, es claro, pues no se define si existen criterios objetivos para definir cómo identificar a un ilegal, y que ello no necesariamente tenga que significar que el sospechoso deba ser con las características estereotípicas de lo que ellos entienden como “latino” y que incluso los de otros países con apariencia anglosajona, también sean sujetos a ser revisados.

Ahora, que grupos organizados “defensores de la causas sociales” convoquen a boicotear a los habitantes de Sonora para que no compremos productos en Arizona para así castigarlos, lo primero que me viene a la mente es ¿y por qué tenemos que ir hasta allá a hacer compras? Lo entendería por quienes viven en las meras ciudades fronterizas pues es mejor la oferta de aquel lado… pero por qué los de más al sur tienen que ir a hacer sus compras cada fin de semana en los “Malls” arizonenses, incluso los mismos promotores de estos boicots y los “heroicos” políticos mexicanos…

Podrían convocar a miles de boicots… pero ninguno funciona. Por alguna extraña razón, en México esta clase de activismo que función en otros países, es simplemente una pérdida de tiempo.

Además, debemos señalar que cada país es libre de establecer sus propias leyes, sean como sean, nos guste o no, sean correctas o no, y por lo tanto, el exigir que se cambien legislaciones extranjeras es pretender influir en la vida de otros países, lo que se supone, los mexicanos rechazamos, pero claro, si nos dan una lana, con gusto reformamos hasta la constitución.

Se puede pedir a los políticos de Estados Unidos que empleen los recursos legales necesarios para derogar esa ley, pero hay que esperar a que precisamente tengan esa voluntad, y no por que sea una demanda nuestra.

Pero claro, la pregunta es, ¿queremos que se derogue esa ley por que alienta la violación de los derechos humanos, o por que queremos irnos de shopping sin que nadie nos moleste?

Todo lo anterior debe ser leído con sentido del humor. Si alguien se lo toma en serio, está en graves problemas neuronales y de comportamiento. Hágase un favor y aparte cita con su siquiatra favorito. De nada.

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