martes, octubre 17, 2006

Otro santito...

Así es, ahora resulta que debemos de estar felices y jolgoriosos por que “tenemos” un nuevo santo mexicano, un tal Rafael Guisar y Valencia, cuyo historial de vida, según El Universal, consta que:

Rafael Guízar y Valencia nació en Cotija, Michoacán, el 26 de abril de 1878. Sus padres, Prudencio Guízar González y Natividad Valencia de Guízar, tuvieron otros hijos más aunque se desconoce a ciencia cierta el número de éstos ya que unas páginas religiosas refieren entre cuatro y once hermanos, algunos de ellos también dedicados a actividades religiosas.

Sin embargo, se conoce que una de sus hermanas, María Guízar y Valencia, fue madre de Maura Degollado Guízar, de la cual nació Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo y del Movimiento de apostolado Regnum Christi.

En el año de 1890 inició sus estudios en el colegio de San Estanislao, regentado por los padres jesuitas, donde comenzaría a formarse su vida a la Iglesia y once años después, obtendría la ordenación sacerdotal en la catedral de Zamora, señala ACI Prensa.

Bajo el papado de León XIII, fue nombrado misionero apostólico. En los primeros años del México revolucionario, Guízar y Valencia prestó servicio religioso entre los soldados del Distrito Federal, Puebla y Morelos, motivo por el cual se inició una persecución en su contra y el inicio de una serie de “destierros”, debido a su postura religiosa.

En agosto de 1919, un Papa Benedicto, sólo que el XV, lo eligió como obispo de Veracruz y el 30 de noviembre del mismo año, recibió en La Habana, Cuba, la consagración episcopal, llegando a Veracruz el 3 de enero de 1920.

Durante la llamada guerra cristera en el sexenio de Plutarco Elías Calles, el prelado abandonó su diócesis en Jalapa y se refugió en Estados Unidos, Cuba, Guatemala y Colombia, y regresó al país en 1929, organizando nuevas misiones hasta su muerte en la ciudad de México, el 6 de junio de 1938.

Su cuerpo fue trasladado a la capital Jarocha, Jalapa y el 28 de mayo de 1950, su cadáver incorrupto fue exhumado a la catedral de esa ciudad. A la par, comenzó a esparcirse en México, Guatemala, Cuba, Colombia y el sur de los Estados Unidos, su fama de santidad, iniciando el proceso diócesaneo para elevarlo a santo.

Fue hasta 1992 cuando el vicepostulador Rafael González instruyó aceptar un milagro para iniciar el proceso de beatificación, el cual realizó el pontífice Juan Pablo II el 29 de enero de 1995.

Sin embargo, el gran milagro que le valió entrar a los nichos junto con ese otro santísimo Juan Diego (que nadie se acuerda de él, pobre, ¿quién le manda ser un pinche indio? –dirían por ahí) también es referida por El Universal:

En el sitio oficial de la causa de Rafael Guízar y Valencia detallan que en 2004 “que para proceder a la Canonización se necesita otro milagro. Éste consiste en el nacimiento de un niño que a las 31 semanas de gestación se le detectó paladar hendido y labio leporino. El niño nació completamente sano. Todo consta en estudios de gabinete”.

Para 2005, en mayo y noviembre, las comisiones de médicos y teólogos, respectivamente, dieron su voto favorable para elevar a santo a Guízar y Valencia.

Es en este 2006 cuando el papa Benedicto XVI emitió el decreto Super Miro donde reconoce la autenticidad del milagro atribuido a Guisar y el 1 de julio, reunido en Consistorio, fijó la fecha de canonización para el 15 de octubre de 2006 en la Basílica de San Pedro, Roma, Italia.

Vaya, vaya, vaya... así que alguien aseguró que alguna persona encomendó al pagrecito ese al pobre chamaco que, cito, “a las 31 semanas de gestación se le detectó paladar hendido y labio leporino. El niño nació completamente sano”... y ya con eso es suficiente con ser Santo... ¡SANTO!.... ¿Y eso es un milagro? ¿no pudo ser una falla en el dictamen “de gabinete” que determinó esas deficiencias en el niño?


Hay quienes dicen que esto es plan con maña para que en un futuro, también sea elevado a nivel de santo al
Padre Marcial Maciel, el líder de los Legionarios de Cristo, multidemandado por abuso sexual de menores de edad, ya que el nuevo santo era tío de este sujeto... vaya, “¡tengo un tío santo!”. A lo mejor así lo exoneran de las acusaciones de pederastia una vez que llegue al juicio con el altísimo y disfrute la gloria del Señor, y goce la gloria junto a los querubines...

Con éste son 30 los santos mexicanos, la mayoría, caídos por la Guerra Cristera de 1927 al 1929, y gracias también al ya fallecido Papa Juan Pablo Segundo... 30 santos... ¿y de qué nos sirven si el país sigue igual?, ¿si sus fieles panistas en el gobierno no hacen nada por mejorar, sino al contrario? 30 santos... rayos, si al menos uno sirviera para algo...

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