Una aclaración: el movimiento denominado “Bombeando amor desde Hermosillo” siempre no se realizó dentro ni alrededor de la Universidad de Sonora, sino en la próxima Plaza Emiliana de Zubeldía, que no forma parte del patrimonio universitario.
De entrada, la anunciada cadena humana reunió a poca gente, de hecho, sólo a los que la promovieron.
Su vocero, Carlos Quinteros Quintero, explicó que es un grupo que nació “espontáneamente” formado por artistas jóvenes de teatro experimental, músico y egresado del a Universidad de Sonora, y personas diversas. Esta cadena pretendió con sus buenos pensamientos y vibras, influir en la mente y corazones de los hermosillenses, para sentirse en paz y alegres frente al terror influido por la delincuencia y la violencia de los recientes días.
Incluso, aseguró que después de realizada esta cadena, los índices delictivos disminuyen, y que eso es corroborado en los datos de ciudades donde se llevaron a cabo actos similares, como en Monterrey, aunque de momento, no tenía a la mano qué datos, aunque estimó que el descenso fue de un 25 porciento en los días posteriores, comparados con los previos a esas fechas.
El planteamiento central es que en base a los pensamientos positivos se puede cambiar el ánimo de una población, y en el caso particular, hacer que los ciudadanos sean más alegres, más tranquilos, más sensibles y solidarios, y en consecuencia, cambiar la sensación de temor y terror provocado por la violencia y la guerra al crimen organizado, aunque si bien no se explica o demuestra que los delincuentes perciban esas buenas vibraciones y modifican su conducta, pero , dijo el propio vocero, esas buenas vibras no van dirigidos a ellos sino a quienes tienen miedo.
No tiene nada de malo tener buen ánimo frente a tan terrible situación que se vive en el país. Salir sin temor y demostrar que el crimen organizado ha fallado en su intensión de aterrorizar a la sociedad, es una buena estrategia, pero aún así, la buena cara a la adversidad funciona en uno pero no se puede afirmar que eso funcione con los delincuentes, cambien su actitud y dejen su forma de vida dañina. Y más temerario que salir a la calle con ánimos de seguir adelante luego de un hecho violento, es afirmar que de esta forma se reduce los indices delictivos... aunque claro, no es lo mismo el robo de un oportunista a la ejecución de un narco.
Les dejo el audio de la entrevista que le hice. Hagan sus comentarios.
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Ah, y ya podemos sacar a la Universidad de Sonora de la Lista de la Vergüenza, por ahora.