Un joven de esta ciudad, se suicidó prácticamente en la calle, delante de su escuela, con un revólver. Se adujo que la causa fue por que tenía problemas económicos, pertenecía a pandillas, y otros elementos diferentes.
Al día siguiente, la dirección de atención a la juventud del municipio anunciaba un encuentro para encontrar a “líderes”, a jóvenes que tengan el don del “liderazgo” de proponer ideas e impulsar a otros a seguir un objetivo. Lo regular de estas actividades de las juventudes oficiales son encuentros banales, superfluos, que son derroche de recursos públicos, y son más un acto de socialité (independientemente de las siglas partidistas que gobiernen, cada una lo es, a su modo).
Se dice que muchos de los casos de suicidios y otros fenómenos violentos juveniles en los que implican (o no) armas de fuego, gurdan una relación común de la falta de atención de los implicados hacia el resto del mundo, y que es algo notorio, muchos aseguran que pueden evitarse si hay un acercamiento de los padres y maestros hacia estos jóvenes.
Las direcciones e institutos de juventud son poco menos que un lugar en la nómina y la estructura gubernamental para los hijos de la cúpula política, para de ahí saltar a otros puestos con su bagaje de “contacto y conciencia social”.
Mejor harían estos grillitos, estos “jóvenes”, en planear un sistema que pudiera ser una verdadera atención a los problemas de los jóvenes, y no organizar bailes, torneos deportivos, concursos de talento, y otras actividades, muy buenas para la foto de los periódicos, pero inútiles, por muy “preventivos de la delincuencia” que, juran, son para lo que sirven.