martes, septiembre 11, 2007

Partidocracia VS Mediocracia

Se suponía que este martes 11, el tema a dominar iba a ser: el recuerdo de los atentados del 11 de Septiembre en Nueva York, los efectos de las inundaciones del río Pánuco en Veracruz, o de los huracanes, o las explosiones de los gasoductos de Pemex... pero lo que robó la atención de quienes trabajamos en los medios de comunicación fue el debate forzado entre los senadores del Congreso de la Unión con los dirigentes y los Talkin' Heads de los medios por la reforma electoral.
En este debate, transmitido por las principales cadenas del duopolio televisivo Televisa-TV Azteca (Cadena tres no pinta aún pero hace ruido, mucho ruido) evidenció muchas cosas que de seguro usted lector ya debe de haberse dado cuenta sin necesidad de señalárselo. Nuestro país está sujeto a los caprichos de una partidocracia que se vió unificada no en intereses que nos beneficie a usted o a mí, sino a ellos, y sólo a ellos, y que ahora además de cobrar venganza con el IFE, también se lleva de paso los intereses de la mediocracia, es decir, a los medios de comunicación, adjudicándose los espacios oficiales gubernamentales obligatorios para difundir su propaganda en tiempos electorales, cuatro minutos cada hora, sin pagar por ese espacio.
La mediocracia, ese ente que junto a la oligocracia, la burocracia, y la partidocracia, ve en esta afrenta de esta última cracia, la cual había sido aliada, cómplice y socia, la pérdida de un gran ingreso económico a sus arcas, ya que los partidos ya no pagarán por espacios, lo cual significa una gran pérdida para ellos... no hay campeonatos mundiales ni olimpiadas tan seguido como para cubrir esos ingresos publicitarios perdidos.
Tenemos otro punto que resalta: se prohibirá que terceros (es decir, individuos o grupos ajenos a los partidos) contraten espacios para difundir "campañas negras", es decir, que alguien pueda para por un espacio para criticar, ya no sólo a un candidato como fue "ALMO es un peligro para México", sino incluso, criticar las posturas y acciones incluso de propuestas y plataformas políticas. Es decir, si contrato un espacio para manifestar mi inconformidad por las declaraciones y posturas de las campañas, me lo prohibirían, por que alguno podría considerar que hago campaña negra contra uno de ellos.
La partidocracia se convirtió en lo que criticaban en Hugo Chavez: efectivamente, sí que son un peligro para México. Se adjudican facultades y poderes que han matado la democracia (creo que es la única cracia que padece de las otras cracias). Los partidos están a punto de apoderarse del país, si no es que ya lo hicieron.
Pero la mediocracia no se queda atrás. Así como la partidocracia se unió en una causa común valiéndole sus diferencias, las empresas de la mediocracia cerró filas para defenderse en donde más le duele, sus ingresos económicos, y enarbolan la defensa de la libertad de expresión, y ahora, en todos los noticieros, retoman lo declarado incluso por sus rivales, para hacer frente a esta amenaza.
Estoy obligado a reconocer que ambas partes tienen razón en algunos aspectos. Los partidos en cuanto a que sin pagar los espacios, se ahorrarían enormes cantidades de dinero de campaña en publicidad mediática, y ese recurso, que es público, sería usado por el gobierno para programas de beneficio social. Muy bien, todo ahorro es bienvenido.
A su vez, los medios tienen razón en que la no contratación de espacios de propaganda de partidos y de terceros, mataría vía carencia de ingresos, a estaciones de radio que no forman parte de una de las grandes cadenas. Además, como dije, si usted, simple civil, tiene la oportunidad de que un medio de comunicación le permita opinar que está en contra de algún candidato o político, lo pueden acusar de un delito del orden penal; con más razón, si pagamos por un espacio con ese mismo fin.

La partidocracia ha dado un enorme golpe a los derechos ciudadanos, pero también ha evidenciado los enormes intereses que impulsan sus acciones, aunado a que la mediocracia ahora sí se interesa de las causas civiles, aún cuando esta no representa ingresos económicos.

Además, está el que ya estén próximos a cortare la cabeza a los consejeros del IFE, un cobro de facturas por su infeciciencia e incapacidad en el pasado proceso electoral.

La Presidencracia ya no existe, y lejos de entrar en un parlamentarismo, pasamos a la infame pero ya famosa partidocracia.

En tanto, los afectados del huracán Henriette, del Pánuco, y las explosiones de los gasoductos de Pemex, le valen a nuestras ilustrísimas señorías que son los políticos mexicanos.